Feliz Navidad 2024: Que tu cosmos brille intensamente - CancerSaint |
En esta época del año, últimamente, se escucha demasiado eso de que es una temporada superficial, llena de falsedad. Nos pasamos todo el año ignorándonos, odiándonos, atacándonos e insultándonos, y ahora miramos, todo es amor y paz… Y es tentador aceptar este discurso.
Miras a tu alrededor y ves luces, gente comprando como locos, personas que no ves durante todo el año, que de repente salen de cualquier esquina, y hasta caminar por la calle puede volverse incómodo. Comidas familiares… Por favor, ese cuñado engreído o el primo tonto, los mayores contando siempre las mismas historias, ¡uff!, demasiado para nosotros, que nos sacan de nuestras casillas, de nuestra paz diaria. "Ojalá pudiera perderme, y que me dejen tranquilo este día", y seguro que muchos, los que pueden, viajan solo por no tener que ver a la familia.
Pero con los años, van pasando cosas extrañas. Realmente, empiezas a alegrarte al saludar a esas amistades que solo ves por Navidad, a disfrutar de esos pequeños momentos en familia, sobre todo cuando comienzan a quedar huecos libres en las mesas, donde se sentaba tu abuelo, tu abuela, tu tía, tu padre... Y aquellas anécdotas repetitivas, de pronto, toman un sabor añejo y entrañable, incluso, sientes que falta algo al no escucharlas. El abrazo de tu madre, de tu padre o de tu tía se vuelve más cálido y reconfortante con los años. Aparecen caras nuevas, pero las ausencias se hacen más presentes.
Quizá, y solo quizá, el problema no sea la falsedad, los buenos deseos superficiales, las luces, las comilonas y las compras, sino que tal vez el defecto esté en el enfoque, en cómo vemos el mundo y estas cosas. Quizá la Navidad sea una señal en el camino que, año tras año, nos recuerda que lo importante no es trabajar como locos, hacerse rico y pisotear a todo el que pensemos que nos obstaculiza, sino que, por el contrario, la vida se resume en disfrutar cada momento, en saber dedicarle a cada persona y a cada cosa su tiempo y su valor, y en entender que no somos nadie sin los que han estado antes que nosotros, y que sin ellos ni seríamos ni seremos nada. Quizá este tiempo nos recuerde, con luces, para hacerse más visible, que dar amor y cariño a los que te rodean es lo más importante. A veces, esto se traduce en regalos que solo son símbolos, pero necesarios para que los demás vean que nos importan. Quizá es una época que nos una en comidas de amigos o familiares, de compañeros de trabajo o de una afición, para subrayar qué hermoso sería todo si compartiéramos nuestro tiempo, invirtiéndolo en dar felicidad, que es, en el fondo, la mejor manera de ser feliz.
Sí, Jesús nace, pero llámalo amor, ese amor que un Dios, la vida o como quieras llamarlo, inyectó en cada uno de nosotros y que, sin duda, al compartirlo, es la mejor manera de sentir y vivir el mundo.
Gracias por seguirme, y de corazón: ¡FELIZ NAVIDAD!
CancerSaint
Navidad 2024.
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